martes, 9 de diciembre de 2014

EL HADA DE LA NAVIDAD



Esta historia ocurrió en Belén, justo el día en que nació 
el niño Jesús:
Muchos eran los seres mágicos que se engalanaban para 
asistir a un evento tan importante.

Los unicornios hacían brillar sus cuernos, el Ave Fénix 
lucía un hermoso color rojo, los ogros parecían menos 
ogros,los duendes se vestían con preciosos trajes verdes, 
las hadas ayudaban a los pastorcillos a arreglar el 
ganado y a los árboles a adornarse con bellas flores.

Los Reyes Magos eran ayudados por los elfos a cargar 
los camellos de Melchor, los caballos de Gaspar y el 
elefante del Rey Baltasar. 
Las sirenas inventaban bellos villancicos.


Sin embargo, había un pequeño ser que no embargaba tanta alegría.
Era una pequeña niña, del tamaño de un pulgar, que 
lloraba desconsoladamente en el arroyo.
El ángel que anunciaría el nacimiento del niño Dios, la 
oyó y le preguntó:



-¿Que te pasa, pequeña? ¿por qué lloras tan desconsolada?
Y la niña le contestó:

- Dios me encargo que le busque un regalo para el niño y no sé que puedo
hacer. No tengo magia, no sé volar, no puedo hacer nada.

- Si Dios ha confiado en ti, es porque puedes hacerlo.
- Le contestó el ángel.
La niña sonrió y dijo:


- Aunque nada soy, corazón tengo y prometo 
que intentaré hacerle un regalo al niño.

El valor y la voluntad que vio el ángel le conmovió 
y le regaló a la niña una de sus plumas doradas.
Cuando la niña la cogió, la pluma desapareció
y le brotaron dos preciosas alas.

Merina, que así se llamaba la niña, echó a volar 
muy contenta y los brillos que salían de sus alas, 
se convirtieron en estrellas.
Así pues, un hermoso cielo estrellado, se iluminó
justo cuando nació el niño.



No contenta con esto, el hada fue a buscar un cascabel 
y un palito y con sus nuevos poderes mágicos los 
convirtió en un juguete para el niño: su primer sonajero.
Este nuevo juguete sirvió a María para entretener al 
niño, cuando el pequeño Jesús se agitaba, salían miles de estrellas.
Y con ayuda de los demás seres mágicos, adornaron 
todos los abetos del lugar con guirnaldas y bolitas de colores.


Así pues, todos los seres mágicos y no mágicos, adoraron
al niño, le dieron sus regalos, y bautizaron a aquella 
niña con tanta voluntad, como el Hada de la Navidad.
Ella es la que se mete en el sueño de los niños, 
regalándoles dulces cuentos, y la que cuida y protege 
a todos los niños del mundo

Es la protectora y la que, convertida en estrella,
guía todos los años, a los Reyes Magos, 
casa por casa, donde hay niños.


Autora: Miren Sagrario Vidondo Pérez


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