Todos los días, acudía una víbora a saciar su sed a las aguas de un manantial.
Un manantial en el que moraba una culebra de agua a
la que molestaba enormemente la presencia de la
víbora, ya que pensaba que tenía más que suficiente
con su dominio de la tierra.
Tal mal se pusieron las cosas, que decidieron resolver
sus diferencias en un combate, en el que la ganadora
se quedaría con la posesión del manantial. Una vez
fijada la cita, las ranas, a las que no les caía bien la
culebra, se acercaron a la víbora para prometerle
que la ayudarían a derrotar a su enemiga.
Comenzaron a luchar y el grupo de las ranas tan solo
animaba desde lejos a su favorita. Victoriosa la víbora,
comenzó a lanzarles todo tipo de improperios a las
ranas por no cumplir con lo que le habían prometido.
Cuando esta se hubo calmado, las ranas contestaron:
-Nosotras te hemos ayudado tal y como prometimos. La
culpa es tuya si
creíste que en lugar de animarte,
pensaste que íbamos a pelear por ti.
MORALEJA
Tan importante es el incentivo como la tarea
En la lucha diaria tan importante es el estímulo como la acción.
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