jueves, 5 de enero de 2017

CENA DEL AMIGO INVISIBLE




Querido diario: 

Sabes que va a pasar algo divertido cuando llegas a un sitio y una de tus amigas dice la frase: "Total, si aquí no nos conoce nadie".

Mi amiga Laura, que es una rubia atrapada en un cuerpo de morena, dijo eso al llegar a la cena de Navidad que hacemos las chicas todos los años.

Siempre decimos que es la cena del amigo invisible, pero yo no le he visto nunca.

No me extraña que este año tardasen tanto en formar Gobierno, si a nosotras nos ha costado desde Marzo cuadrar una fecha que nos viniese bien a todas. Cuando casi parecía que lo habíamos conseguido, alguna ponía la foto del negro del WhatsApp, una foto de un tuit gracioso que no venía a cuento, o un pantallazo de una conversación con un chico al que teníamos que poner verde urgentemente y nos distraíamos.

Es como intentar ponerte de acuerdo en el chat sobre qué nos vamos a poner para salir y al final acabar todas con la chaqueta amarilla menos yo, que soy de la resistencia.

Judas no era tan traidor si lo comparas con las amigas que te dicen por el chat que no se van a arreglar y luego aparecen vestidas de gala.

Haciendo repaso del año, nos hemos dado cuenta de todas las cosas que nos han pasado gracias a los regalos de Navidad que nos dimos en el 2015.

Hicimos un pacto de no regalarnos nada material, ya que estamos muy cansadas de que la gente piense que somos superficiales sólo porque tenemos pelazo.

A mi amiga Virginia le regalamos el primer mes del gimnasio y está encantada con el entrenador personal. Dice que le prepara unas tablas buenísimas. Imagino que serán de quesos o de ibéricos.

A mi amiga Irene le regalamos una cuenta en Meetic y un gatito e incienso por si no funcionaba. Por suerte, le sirvió, y conoció a un chico al que no le importaba que ella no se desmaquillase por las noches porque era biólogo y le encantaban los mapaches y los osos panda. Al final no les fue bien del todo y ahora sigue buscando al hombre de su vida para viajar con él y dejar de sentir que lo más cercano que tiene a la playa es la arena del gato.

A Laura le regalamos una sesión de fotos porque vivía con el miedo de que la secuestrasen y no tener una buena foto para poner en los carteles. Se extrañó mucho de no poder hacerse fotos con el hociquito y las orejas de perro, pero ahora cambia de foto de perfil cada 6 horas.

A mi me regalaron una casa rural para dos, pero como no tengo espacio para construirla y no creo que me quepa en mi piso, aún no he abierto la caja.

Me gusta ser rubia pero a veces es difícil.


Voy a escribir al chico que me gusta. Me contó mi amiga Irene que para Nochevieja se ha comprado un vestido de noche y yo quiero saber por qué en nuestro barrio las tiendas sólo abren de día.

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario